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El bienestar no es tendencia, es ciencia

CEO y fundadora de Happy Shifting

En un mundo empresarial en constante evolución, el bienestar de los empleados se ha convertido en un tema central para muchas organizaciones. Sin embargo, a menudo se trata como una moda pasajera, rodeada de iniciativas superficiales que, en su mayoría, no abordan los problemas reales. Pero la realidad es innegable: el bienestar, en especial la salud mental, no puede tratarse como una tendencia más. La ciencia ha demostrado que sin salud mental no hay salud, y sin salud no hay prosperidad. Cuidar de la salud mental es un must, no un nice to have  por eso se requieren soluciones que funcionen, no de postureo.

El precio del malestar

La Organización Mundial de la Salud define el bienestar como un estado completo de salud física, emocional, intelectual y social. Algunos expertos añaden la salud financiera, profesional y espiritual, o de propósito como nosotros las denominamos. Ocho dimensiones. Y aquí está la clave: la productividad nace de un entorno saludable, no de empleados que simplemente «sobreviven» al estrés diario. Es una ecuación que incluye a organizaciones y empresas, que genera beneficios en las personas que sienten bienestar, sufren menos enfermedades, y sienten que su vida es plena, mientras que las organizaciones pueden obtener hasta tres veces mejores resultados en comparación con aquellas que no lo hacen. No es una simple teoría, es cuestión de ciencia, neurociencia.

Las cifras son alarmantes. Solo en España, en 2023 se registraron más de 450 procesos de incapacidad temporal por cada mil trabajadores, la tasa más alta en una década. Las jornadas laborales perdidas superaron los 396 millones, y el coste de los problemas de salud mental ascendió a 6.000 millones de euros. Las empresas pagan un alto precio por ignorar la salud mental de sus empleados, desde absentismo hasta errores y accidentes que impactan directamente en la calidad y la rentabilidad. Y el precio que pagan las personas y la sociedad ni que decir tiene.

El impacto del estrés en la productividad

El estrés crónico no solo afecta la salud física, causando problemas cardiovasculares, insomnio y debilitamiento del sistema inmunológico, sino que también tiene consecuencias devastadoras en el ámbito mental y emocional. Las personas que viven y trabajan bajo presión constante experimentan ansiedad, agotamiento y, lo que es peor, una parálisis emocional y cognitiva que les impide tomar decisiones acertadas. ¿Cómo puede alguien ser productivo en este estado? Un estado del que es responsable un neurocircuito que nos bloquea y nos deja estancados, el núcleo dorsal del rafe, que se activa cuando entra por la puerta la sensación de que la realidad nos sobrepasa, haciendo que nuestro control salte por la ventana.

Las investigaciones son claras: los empleados que experimentan bienestar son hasta un 12% más productivos y están un 21% más comprometidos con su trabajo. Además, la felicidad en el entorno laboral reduce la rotación de personal, mejora las relaciones interpersonales y fomenta la creatividad y la innovación. Pero el bienestar no se logra con fruta en la oficina o con una tarde de yoga. Se trata de crear entornos laborales donde las personas no solo sobrevivan, sino que prosperen.

El bienestar no es tendencia, es ciencia

La importancia de un enfoque científico

Las soluciones superficiales, como las apps de bienestar o las sesiones de mindfulness desconectadas del contexto empresarial, no funcionan a largo plazo. Un estudio de la Universidad de Oxford mostró que las personas que acceden a estas soluciones no sólo no mejoran su bienestar, sino que en algunos casos empeoran. ¿Por qué? Porque el bienestar es un proceso complejo que requiere un cambio profundo en la cultura organizacional, no una herramienta más.

Happy Shifting no va de poner parches, es una solución con base científica que capacita a las personas para gestionar su salud mental de manera integral. Basándonos en neurociencia, ayudamos a los empleados a hackear el «circuito de la esperanza», un descubrimiento que muestra cómo es posible recuperar el control frente a situaciones estresantes. Así, las personas no solo gestionan mejor el estrés, sino que se sienten empoderadas para enfrentar cualquier reto en su vida personal y profesional..

La base neurocientífica de Happy Shifting ha demostrado cómo el estrés afecta negativamente a nuestro cerebro, limitando nuestra capacidad para adaptarnos al cambio y tomar decisiones acertadas. Investigaciones recientes han identificado lo que se conoce como el «circuito de la esperanza», un sistema neuronal que, cuando se activa, nos permite sentir que tenemos el control incluso en situaciones difíciles. Este descubrimiento contradice la antigua idea de la desesperanza aprendida, que sugiere que estamos condicionados a sentirnos impotentes ante el estrés. En lugar de eso, la activación de este circuito neurológico puede ayudarnos a superar los desafíos, mejorar nuestra resiliencia y, en última instancia, aumentar nuestra productividad y bienestar. Happy Shifting aplica estas enseñanzas de la neurociencia para que las personas desarrollen habilidades que les permitan gestionar el estrés de manera efectiva, activando su propio «circuito de la esperanza» y promoviendo un entorno laboral más saludable y productivo. Facilitando así el aprendizaje organizacional y personal del bienestar como una competencia no como un entretenimiento banal.

Por ejemplo, en un proyecto realizado en un entorno corporativo con altos niveles de estrés, los empleados recibieron formación sobre cómo activar su «circuito de la esperanza». Aprendieron a reformular situaciones difíciles como oportunidades de aprendizaje en lugar de estresores radicales. El resultado fue sorprendente, en los siguientes 6 meses los empleados no solo mejoraron su sensación de bienestar pasando de 4 sobre 10 un suspenso, a un 6 sobre 10, así aumentaron su productividad en un 15%, redujeron el absentismo en un 20% y reportaron mayor satisfacción laboral. Todos ganamos, las personas son más felices, las organizaciones también y la sociedad estresada en la que vivimos también.

El futuro de la salud mental en las organizaciones

No se puede negar que estamos frente a una pandemia silenciosa de problemas de salud mental, y las empresas no pueden darse el lujo de ignorarla. Si el 75% de los directivos cambiaría a un trabajo con mejor bienestar, es hora de que las organizaciones transformen sus enfoques. El éxito de cualquier empresa está directamente relacionado con el bienestar de sus empleados. Empleados felices no solo son más productivos, sino que generan clientes más satisfechos y leales.

El objetivo no debe ser vender una moda, sino cambiar, hacer un shift, un cambio,  hacia un enfoque donde el bienestar sea parte esencial de la sostenibilidad social y económica, lo que empieza a denominarse Sostenibilidad Humana. No estamos aquí para imponer soluciones rápidas, sino para formar una nueva generación de trabajadores y líderes que entiendan que el bienestar es la única vía hacia una prosperidad real y sostenible.

El bienestar en el trabajo no es una tendencia que podemos permitirnos tratar a la ligera. Es una ciencia seria que requiere compromiso, inversión y una transformación cultural profunda. Para que las organizaciones prosperen, deben ser capaces de crear entornos donde las personas florezcan, no solo sobrevivan. Porque solo cuando los empleados están en su mejor versión, las empresas pueden alcanzar su máximo potencial.

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