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El aumento del grito silencioso

El impacto del bienestar y la salud mental en el entorno corporativo.

CEO y Fundadora de IM-Paciente

¿Es un tema de moda o es algo que realmente importa a las empresas? ¿Qué impacto tiene en la cuenta de resultados, en la financiera y en la emocional?

Me vais a perdonar el uso indiscriminado de femenino (refiriéndome a las personas) o del masculino (hablando del ser humano), dicho lo cual, entramos al lío.

Lo primero es entender y definir los conceptos, cuando hablamos de salud, de enfermedad o de bienestar, realmente, ¿a qué nos referimos? En el caso de la salud quizá es lo más claro, según la Real Academia de la lengua es el ‘Estado en que el ser orgánico ejerce normalmente todas sus funciones’. Por contraposición, la enfermedad la podríamos definir como ‘la situación en la que no todos los sistemas funcionan correctamente’.

¿Puede darse la situación de un funcionamiento adecuado de los sistemas, es decir, que la persona esté sana y su percepción no sea positiva, no se sienta bien? ¿Es eso posible? Yo te diría que sí. De hecho, aunque no tengo estadísticas a ese respecto, me aventuro a decirte que es claramente el sentir de la mayoría de nosotros, que nos encontramos bien de salud pero nuestra percepción vital es que no estamos bien, estamos agotados, estamos estresados aunque nuestras analíticas o nuestros sistemas estén correctos.

Esto nos lleva a la idea de bienestar que es un concepto subjetivo, es decir, es la percepción que tú tienes de la situación que existe. Por ello, retomo la pregunta pero con un giro: ¿Podrías tener una sensación de bienestar positiva, agradable, estando enfermo?

Sin duda te digo que sí, hay muchas personas que, conviviendo con una enfermedad grave, crónica o incluso terminal, tienen una sensación de bienestar, de plenitud, de alegría mucho más alta de la esperada; no te voy a decir el cien por cien pero claramente teniendo una situación compleja, su vivencia es positiva.

Para mí el gran concepto olvidado es la vulnerabilidad del ser humano. De hecho  el mamífero que nace es el más vulnerable de todos, mientras que la mayoría de los animales son capaces de ponerse en pie y sobrevivir en menos de 1 año, en el caso del ser humano hay algunos que con 25 todavía no son independientes ni capaces de sobrevivir, pero eso es otro tema.

El aumento del grito silencioso

Esta sociedad ha querido olvidar el concepto de vulnerabilidad porque nos hacía pequeños, indefensos. Considero que la pandemia nos lo actualizó, nos hizo recordar que, a pesar de todos nuestros esfuerzos como sociedad para presentar solo una imagen de fortaleza, una imagen superficial de alegría y buen rollo, todos y cada uno, al margen de nuestra situación económica, social, educativa o de género, éramos vulnerables. Y que, sin duda, las empresas y las organizaciones no están al margen de esta situación.

Las empresas están formadas por personas, y si quitamos las personas serían solo edificios o fábricas vacías.  Por tanto, hay que incluir el tema de la vulnerabilidad dentro de la estrategia de las organizaciones, porque desde el CEO o el Presidente  del Consejo de Administración hasta el último administrativo o becario o subcontratado, en cualquier tipo de organización, sector o ubicación en el mundo, somos vulnerables.

Es alarmante el aumento de la incidencia en la salud mental, ese grito silencioso ha saltado a las primeras páginas por el gran impacto en número y en costes. En la empresa, ese incremento también se hace notable. El absentismo desde el año de la pandemia, del 2020 hasta el año 2023, ha subido entre un 15 y un 20% anual. Estos datos nos dicen dos cosas:  primero, la gente ya tiene menos miedo de decir: “realmente tengo un problema de salud mental”, porque claro si te da un infarto pues esto es muy objetivo. Y segundo, ya no se puede esconder la responsabilidad que tienen las organizaciones con respecto a la salud de sus empleados.

¿Cuál ha sido la evolución del cuidado de las personas dentro de las organizaciones? Pues podríamos utilizar la famosa pirámide de Maslow aplicada a la gestión de personas, pero el recorrido va más allá. Se ha pasado de los básicos, me refiero a la regulación laboral con unos derechos mínimos en el entorno de trabajo, a la aplicación de procedimientos que reduzcan el impacto del trabajo en las personas, la identificación y prevención de riesgos laborales. Y desde hace ya unos años, también entra en escena el cuidado en los programas de wellbeing, retomando y formando en los pilares de la salud como el ejercicio físico, la nutrición, el descanso adecuado y la gestión emocional. Pero eso, ¿qué significa…? Porque wellbeing no es solo BIENESTAR sino también BIENSER.

Desde mi punto de vista, habría que avanzar al siguiente escalón, que tendría que ser el bien del ser, ya que el bienestar puede estar centrado en el parecer (sin perder que todo lo que se hace es absolutamente necesario). Quizá habría que evolucionar y centrarnos en el ser humano completo con todos sus roles, es decir como persona, como individuo, como profesional, como ser complejo a nivel de racional y emocional.

Hay una definición de ser humano que me gusta y creo que viene al tema, y es el ser NO es un ser racional, sino un ser emocional que razona. Por tanto, la salud mental es un pilar que impacta directamente en la productividad, en el compromiso, en el clima laboral, en la atención a tus clientes, en definitiva, en tu cuenta de resultados, en tus acciones, en tus beneficios.

Retomamos la pregunta inicial: ¿Son el bienestar y la salud mental  temas de moda o es algo que realmente importa a las empresas?

Ahora no es suficiente con presentar las cuentas anuales, sino también los informes no financieros, y eso tiene mucho de emocional, de cómo cuidas a tu talento, a tus personas que son las que te generan el negocio. Si no lo haces por ética, o responsabilidad social y sostenibilidad, hazlo por el impacto económico, pero HAZLO.

Pregunta a tus equipos, escucha a tus líderes, habla con las personas, deja al equipo de Recursos Humanos que haga lo que debería, que es identificar situaciones de vulnerabilidad y dar recursos y apoyo para generar la solución, no cerrarles en temas administrativos que no aportan valor. El valor está en tus personas, pero si están emocionalmente tocadas, no ESTÁN.Vienen a trabajar, con suerte, pero no aportan, no están plenamente, sufren y eso no interesa ni a la persona ni a la empresa.

Como organización busca ayuda, busca profesionales que aborden sin miedo y con herramientas prácticas la plaga de la salud mental, los objetivos y OKR (Objetivos y resultados clave, por su siglas en inglés)  están bien, pero con personas a medio gas, no va a funcionar. Transforma la vulnerabilidad en valentía, en fortaleza, porque hay mucho potencial detrás de tus equipos vulnerables.

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