La Cala Portixol, o Cala de la Barraca, es un lugar encantador situado en Jávea, también conocida por su pintoresca bahía y aguas cristalinas, es un paraíso para los amantes del buceo y la tranquilidad, y debe estar en la lista de todo viajero que busque la belleza natural y la autenticidad.
Esta encantadora Cala nos ofrece un paisaje que evoca las famosas aguas de Mykonos o Santorini, con aguas cristalinas y bucólicas casas de pescadores de fachadas blancas y preciosas puertas pintadas con un llamativo azul, que a mí personalmente me enamora. También, es un excelente lugar para actividades como el buceo y el snorkel.
La playa, de grava y rodeada de impresionantes acantilados y vegetación, los cuales protegen a la Cala de los vientos, se integra perfectamente en el entorno natural y es accesible tanto en coche como a pie, aunque hay que usar calzado adecuado debido a su terreno. Durante los meses de verano, la Cala se convierte en un punto de encuentro, por lo que os aconsejo no llegar tarde, para no tener que andar mucho desde donde aparquéis el coche.
Su nivel de ocupación es medio, lo que permite disfrutar de un ambiente más tranquilo y relajado en comparación con otras playas más concurridas, como la famosa Cala Granadella, la cual es también preciosa, pero con bastante más gente durante los principales meses de verano.
En cuanto a actividades, la Cala Portixol es un paraíso para los amantes del submarinismo, con rutas que permiten descubrir los impresionantes fondos marinos de la zona, gracias a la claridad y poca profundidad de sus aguas. También, es ideal para la práctica de deportes acuáticos como el kayak, permitiendo a los visitantes explorar los alrededores de la Cala y sus acantilados. Aunque no es un lugar adecuado para deportes como el windsurf debido a las condiciones de sus aguas, la Cala ofrece otras muchas oportunidades para disfrutar del entorno marino.
La Cala Portixol es un destino que ofrece una combinación perfecta de belleza natural, tranquilidad y riqueza cultural. Es un lugar que invita a ser explorado y disfrutado, ya sea bajo el agua, remando a lo largo de la costa o simplemente relajándose en la playa. Con su entorno natural protegido y su patrimonio histórico, la Cala sigue siendo uno de los tesoros más preciados de la Costa Blanca.