¿Cómo pueden las empresas crear un entorno de bienestar que promueva la salud mental y la productividad? Fomentar la seguridad psicológica, eliminar riesgos psicosociales y adaptar estrategias a los nuevos modelos de trabajo híbridos y remotos son claves para un entorno saludable. Este artículo profundiza en la importancia del liderazgo inclusivo, la medición continua de factores de riesgo y prácticas efectivas para desarrollar una cultura empresarial saludable.
Crear un entorno empresarial saludable es más crucial que nunca en un mundo laboral donde los desafíos son constantes y el cambio es la única certeza. Las organizaciones que priorizan el bienestar de sus empleados no solo logran mayor productividad y competitividad, sino que también fortalecen su capacidad para innovar y adaptarse. En este sentido, resulta claro decir que las empresas son el reflejo de las personas que las componen, y sin bienestar personal no es posible alcanzar el éxito organizacional. Además, aquellas que promueven la salud mental de sus empleados cumplen un papel fundamental en la responsabilidad social y garantizan una mayor sostenibilidad y resiliencia.
Un estudio de Gallup (2020) demostró esta premisa. Los empleados que experimentan un entorno de trabajo positivo tienen un 41% menos de ausentismo y un 59% menos de probabilidades de buscar un nuevo empleo. Por lo que el bienestar no es simplemente un beneficio adicional, es una necesidad estratégica que afecta directamente la retención del talento, el compromiso de los empleados y, en última instancia, los resultados financieros.
Así las cosas, la seguridad psicológica es fundamental para lograr un entorno de trabajo saludable. Se trata de un estado en el que las personas trabajadoras se sienten cómodos para compartir ideas, expresar inquietudes y cometer errores sin temor a represalias. Este concepto, sin embargo, no puede existir sin un liderazgo inclusivo que fomente la confianza, la apertura y el respeto.
Los líderes que muestran empatía, proporcionan retroalimentación genuina y celebran la diversidad, no solo construyen equipos más cohesionados, sino que también facilitan un ambiente donde la creatividad y la innovación pueden prosperar. Un estudio de Google (2015) en su proyecto Aristóteles reveló que la seguridad psicológica es el factor más importante para predecir el éxito de un equipo.
Las organizaciones exitosas cuentan con líderes que gestionan eficazmente tanto sus emociones como las de sus equipos, promoviendo un entorno positivo y de apoyo.Por tanto, capacitar a los líderes en inteligencia emocional, comunicación efectiva y manejo de conflictos es esencial para crear y mantener un clima de trabajo saludable. Sin embargo, un liderazgo inclusivo debe ir acompañado de la eliminación proactiva de riesgos psicosociales que puedan afectar el bienestar de los empleados y, en consecuencia, la productividad de la organización.
La eliminación de los riesgos psicosociales es otra clave importante para la productividad y competitividad. Factores como el estrés, la sobrecarga de trabajo, el acoso laboral y la falta de apoyo social tienen un impacto directo en la salud mental de los empleados, así como en la productividad de la empresa.
La Agencia Europea para la Seguridad y la Salud en el Trabajo (EU-OSHA, 2014) estima que el estrés relacionado con el trabajo afecta al 25% de los empleados en la Unión Europea, lo que resulta en pérdidas significativas en términos de productividad. Reducir estos riesgos requiere un enfoque integral que combine políticas organizacionales, prácticas de liderazgo y estrategias de recursos humanos. Promover la flexibilidad laboral, mejorar el equilibrio entre la vida laboral y personal, y establecer mecanismos claros de apoyo emocional dentro de la empresa son pasos esenciales para reducir el estrés y mejorar el bienestar general.
No basta con implementar políticas de bienestar; es crucial medir y monitorear de forma continua los factores psicosociales y la seguridad psicológica para garantizar un entorno laboral saludable. Las organizaciones deben utilizar herramientas como encuestas de clima laboral, evaluaciones de riesgos psicosociales, grupos focales y entrevistas de retroalimentación para identificar problemas emergentes y áreas de mejora.
Un estudio de Deloitte (2020) reveló que las empresas que miden regularmente los factores de bienestar tienen un 32% más de probabilidades de estar en la cima de su sector en términos de productividad. El monitoreo constante permite a las empresas responder de manera proactiva a los desafíos y ajustar sus estrategias de bienestar en función de datos reales. Si las encuestas de bienestar indican un aumento del estrés debido a la carga de trabajo, la empresa puede considerar la implementación de políticas de flexibilidad o la reducción de las horas extraordinarias. Esta flexibilidad es aún más relevante con los nuevos modelos de trabajo híbridos y remotos, los cuales han añadido desafíos adicionales para la salud mental de los empleados.
Los nuevos modelos de trabajo híbridos y remotos han añadido desafíos adicionales para la salud mental de los empleados. El aislamiento físico, la falta de interacción social cara a cara, la fatiga por reuniones virtuales y la sobrecarga digital son algunos de los riesgos emergentes que pueden afectar gravemente la seguridad psicológica y el bienestar. Un estudio de Microsoft (2021) encontró que más del 40% de los empleados a nivel mundial experimentaron agotamiento por el aumento de las horas de trabajo y la falta de límites claros entre el trabajo y la vida personal. Las empresas deben reconocer estos riesgos y adaptar sus estrategias de bienestar para incluir medidas específicas que aborden los problemas únicos que estos modelos presentan. Entre ellas se encuentran fomentar la conexión social a través de reuniones virtuales regulares, crear oportunidades para el trabajo colaborativo y promover pausas saludables que reduzcan la fatiga digital.
Es importante destacar que para crear un entorno de bienestar efectivo, se necesitan acciones tanto a nivel colectivo como individual. A nivel organizativo, es esencial fomentar la transparencia y la comunicación abierta, desarrollando canales donde los empleados puedan expresar sus inquietudes y sugerencias sin temor a represalias. Programas de bienestar integral que aborden la salud física, emocional y mental, como sesiones de mindfulness, talleres de gestión del estrés y asesoramiento psicológico, deben ser implementados y promovidos activamente.
También es crucial capacitar a los líderes en habilidades de inclusión y empatía, de modo que puedan gestionar equipos diversos y fomentar un entorno de apoyo. Promover la inclusión y la diversidad mediante políticas que crean un ambiente inclusivo donde cada empleado se sienta valorado mejora la seguridad psicológica.
A nivel individual, es fundamental fomentar prácticas de autocuidado, proporcionando herramientas y recursos para que los empleados gestionen su propio bienestar, como el acceso a apps de mindfulness, rutinas de ejercicio y técnicas de respiración. En los modelos de trabajo híbridos o remotos, establecer límites claros entre el trabajo y la vida personal es vital para evitar la sobrecarga de trabajo y el agotamiento, y promover momentos de desconexión es clave. Además, desarrollar la resiliencia emocional a través de recursos y talleres que ayuden a los empleados a adaptarse mejor a los cambios y desafíos permitirá mantener un ambiente mentalmente saludable y seguro.
El bienestar es un acto de responsabilidad con nuestro negocio y un compromiso con una sociedad más fuerte. Lidera con propósito, lidera con responsabilidad.
Director de Capital Humano y Desarrollo de Personas de Atisa y Selier Abogados